PRIMER BIMESTRE 1° SEC. by Anonymous sHa22JMJn on Scribd
viernes, 30 de marzo de 2018
domingo, 25 de marzo de 2018
Publicado en
Diario Los Andes y Diario Católico
ADRIAN
FILIBERTO CONTRERAS C.
La imaginación y la invención de
significados a las palabras, pareciera, se han convertido en acciones de nimia
preocupación. Esta actividad pudiera ser de poca trascendencia en otras áreas,
aunque no lo creo, mas no lo puede ser en el ámbito educativo. Desde hace muy
poco tiempo, se ha venido incorporando de manera furtiva, pero con mucha fuerza
y solidez, sobre todo por la autoridad que ostentan quienes lo han empezado a difundir, una
connotación de la palabra alumno que a todas luces es errónea. Según ese
criterio, la palabra alumno es un vocablo compuesto por el prefijo “a” que
significa sin, ausencia o carencia (el significado del prefijo es correcto en
palabras compuestas) y de la raíz “lumen – luminis” que significa luz; por
tanto, según los proponentes alumno significaría “sin luz”. Ello es un error de
concepto y de derivación etimológica ingente.
Infortunadamente, en los
colectivos universitarios, docentes y de un buen número de alumnos de distintos
niveles de estudio se ha empezado a aceptar como válido esa acepción. Nada más
lejos de la verdad. Veamos cuál es la derivación de esa hermosa palabra que no
puede sonrojar, perturbar o hacer sentir mal a quien ejerza el rol de alumno,
en cualquier instancia, grado, nivel de estudio. Comienzo afirmando de manera
contundente: alumno no es una palabra compuesta. Ella en sí misma es un lexema,
o una raíz propia, digamos primitiva, afijada (sin prefijos) podría decirse,
que deviene del sustantivo latino alumnus – alumni, que significa discípulo,
alumno, niño o pupilo, en caso de ser masculino. Por el contrario, si es
femenino es alumna – alumnae y significará: alumna, discípula, niña o pupila.
Además, hace referencia a la persona criada o educada desde su niñez por alguno
respecto de éste. También, cualquier discípulo, respecto de su maestro, de la
materia que está aprendiendo o de la escuela, clase, colegio o universidad
donde estudia. De todo lo expresado se colige que no se puede señalar, afirmar
o asumir que alumno es una palabra compuesta por el prefijo “a” y “lumnus”; es un
error conceptual y error etimológico muy serio; por tanto, no se puede hacer la
derivación etimológica de “lumen”, un sustantivo latino que no puede, ni
remotamente, forma parte del vocablo
alumno.
Ahora bien, para profundizar un
poco más en el asunto, cabe preguntarnos ¿de dónde proviene o se deriva, el sustantivo latino alumnus? Este
viene de “alére” que significa alimentar y es el infinitivo latino de alo – alui – alére – alitum que, entre otras cosas, significa: alimentar,
nutrir, cultivar, educar. Por añadidura será el que se alimenta, el que se
nutre, como biológicamente, lo hace el niño, cuando busca el pecho de su madre.
De allí deviene la expresión: “Alma Mater” referida a nuestras universidades,
como fuente de nutrición del conocimiento universal.
A los
efectos, de revisar y profundizar más sobre el asunto, puede consultarse en el
Diccionario de la
Real Academia , o en el filólogo español
Joan Corominas (1984). En ese sentido, incorporo lo manifestado por este
estudioso del lenguaje en su SENTIDO ORIGINARIO
(COROMINAS) “alimentar para crecer "alumno" tomado del latín "alumnus" = persona
criada por otra; y éste de un antiguo participio del verbo "alere" =
"alimentar". Por tanto, un "alumno" es alguien
al que se "alimenta", para que "crezca", sano y fuerte. Y
el crecimiento más importante es el crecimiento interior, como persona.
viernes, 23 de marzo de 2018
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